Empresarismo Agropecuario

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viernes, 12 de octubre de 2012

Uso de Plaguicidas y sus Inconvenientes


Se conoce con el nombre de plaguicida a toda sustancia, que aplicada por el ser humano, mate formas de vida perjudiciales para sus cultivos o para el mismo.

Debido a que el ser humano utiliza grandes extensiones de terreno para cultivar una o pocas especies vegetales, propicia la aparición de plagas.

En principio, ningún ser vivo es plaga. Los seres humanos conocen como plaga la proliferación de enormes cantidades de animales o vegetales en sus campos de cultivo, que se alimentan de las plantas que están cultivando.

Si el ser humano prestara más atención a lo que ocurre en los ecosistemas naturales, aprendería cosas dignas de imitarse. Como por ejemplo, que en las comunidades naturales no hay plagas.

En ellas habitan esos mismos seres que el combate, pero allí se encuentran en armonía con el resto de los organismos y ninguna población necesita eliminar a otra u otras poblaciones para vivir.

Como en la naturaleza no hay alimento en abundancia para nadie, y como cada especie tiene sus preferencias, no hay manera de que ninguna prospere formando multitudes.

Además, como unos seres vivos se alimentan de otros y a su vez son comidos, se produce un control natural del tamaño de la población de cada especie. Así, cada especie viva ocupa y mantiene su lugar en el ecosistema, sin poner en peligro la supervivencia de las demás.
Por el contrario, cuando el ser humano destruye grandes extensiones de bosque natural o praderas con el fin de cultivar y obtener comida, deja limpia la tierra, elimina a la comunidad natural y con ella sus eficaces controles.

Cuando el ser humano siembra grandes extensiones con trigo o maíz, tiene que enfrentarse con los roedores en general y con los ratones en particular. Cuando los granos maduran, los roedores y pájaros tienen a su disposición enormes supermercados para sus familias, las cuales crecen en la misma proporción que lo hace el alimento del que disponen.

Una vez eliminados los arboles y ahuyentadas las aves de rapiña como lechuzas, gavilanes y halcones, los ratones no tienen depredadores a la vista. Nada ni nadie se oponen a que proliferen hasta convertirse en una plaga que, de no controlarse por otros medios, se comería todo el grano de los cultivos.

Para evitar la invasión de las plagas y el daño a los cultivos, el ser humano fabrica sustancias que puedan matar a las plagas animales (insectos o roedores) o malezas y hongos. El problema grave es que estos plaguicidas, además de matar a sus enemigos, también resultan afectando a los mismos humanos, sea por exposición directa, porque son absorbidos por las plantas que comemos, o arrastrados por las aguas que después se han de beber.

Tomado y adaptado de La naturaleza y el hombre.

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